De verdad no podía creer lo que estaba escuchando; que el siguiente plato de este que hasta ahora era el mejor food tour que había hecho en mi vida era un plátano bien maduro que se cortó en pedazos grandes, se fritó en aceite bien caliente y luego se aplastó; solo para luego ponerle en la mitad un pedazo de queso y enrollarlo, creando un cilindro que luego iba a ser forrado con harina de trigo, para fritarlo nuevamente; ósea se fritó  dos veces. eso fue lo que se quedó en mi cabeza al estar frente a aquella casa, con el clásico letrero elegante que salía desde la pared arriba de la entrada que decía Fulanitos cocina Vallecaucana; entonces  el guía nos dijo: 

—el nombre de este restaurante es bien especial es algo muy colombiano muy local.  

— fulano de tal o fulanito de tal es una expresión que se refiere a alguien y al mismo tiempo es todo el mundo; en Colombia para otros todos somos fulanitos. —explicó Diego— 

La idea me quedo sonando en la cabeza pues para mí un canadiense que venía a descubrir y disfrutar de la cultura Bogotana por medio de la comida; que mejor lugar para hacerlo que en un restaurante en el corazón de la candelaria, donde servirían para nosotros un pedazo de pueblo un pedazo del departamento del valle del cauca en la capital.   

—En este walking tour conoceremos Bogotá como la capital de todos los colombianos; Bogotá es una representación exacta de Colombia con todos sus colores y sabores! —dijo nuestro guía— 

Cuando entramos nos sentimos en el pasado; ese pasado romántico de la Bogotá de antaño, esa que prometía y se mostraba como una joven e impetuosa ciudad de elegantes calles y faroles humedecidos por la fría neblina que daban un toque de elegancia y misterio a la ciudad; nos presentaron a los anfitriones don Walter y Luz quienes mantenían viva la herencia de los creadores originales; un duo perfecto, un paisa con un caleño, este último don Carlos Ordoñez quien había tenido la magnífica idea de recrear las recetas de la negra nieves su nana, allí en Cali; para sorprender a los bogotanos y visitantes de todo el mundo con un poco de ese sabor único del valle del cauca en la capital de todos los colombianos la mágica Bogotá;  el guía nos indicó que comeríamos Aborrajado una de las piezas magistrales,  más populares de la gastronomía valluna, y nos invitó a seguirlo por las escaleras de madera antigua y luego por una un poco más pequeña,  algo oculta y movediza que daba un toque aún más vintage al lugar;  hasta el tercer piso; donde tendríamos una de las mejores vistas de nuestro tour en Bogotá; además allí probaríamos nuestro plato especial; alrededor de 35 años de historia se encerraban en este plato nos comentó el guía Diego mientras uno a uno  nos organizábamos en la mesa para degustar el manjar.  

Ya había hecho el tour a la  cathedral de sal de zipaquira, el city tour con Monserrate y otros más; pero sin duda alguna en el food tour fue donde realmente entendí más de  Colombia. 

Por. Fredy Calderon