Primer tour en Bogotá: Una historia callejera con aroma de realidad

Primer Tour en Bogotá: El comienzo de una historia con alma

El viaje que casi no fue

Joffrey Martic cargaba unos veinte kilogramos en su mochila, entre objetos de cocina para los momentos de camping y su computadora portátil, en la cual trabajaba como programador web freelance. Era más bien un sujeto pequeño, robusto y de mirada indagante. Tenía ya tres años como trotamundos, y esta era su primera vez en Colombia.

Había estado interesado en venir desde hacía tiempo, pero por miedo lo había evitado. Tanto fue así que, en uno de sus viajes bajando desde Centroamérica en bus, decidió tomar un avión para saltarse el país del café y los dos océanos. Sin embargo, desde que aterrizó en el primer país sudamericano que visitó, todos los viajeros que encontraba —en excursiones y bares de hostales— eventualmente terminaban contándole lo maravilloso de Bogotá y sus montañas, o de Santa Marta con sus playas cristalinas.

Un amanecer frío, una ciudad desconocida

Eso terminó por convencerlo de visitar la ciudad del humor cambiante: la fría y a la vez caliente Bogotá. Eran las 4 de la mañana cuando su avión aterrizó. Fue la hora más económica que encontró para volar. Había reservado solo una noche para probar suerte, en un hostal que encontró por Internet: el Cranky Croc.

Al llegar al aeropuerto, tomó un taxi rumbo al centro histórico. Sin embargo, debido a la visita de un importante político ese mismo día, la seguridad cerró varias calles, y Joffrey tuvo que bajarse cinco cuadras antes del hostal. Entonces, con el celular descargándose y la ruta memorizada, decidió caminar a las 5:05 a.m. hacia lo desconocido.

El encuentro inesperado en la Candelaria

Cruzó la estación de TransMilenio Las Aguas buscando el Parque de los Periodistas. Todo estaba muy desolado. De pronto, vio pasar ciclistas ascendiendo hacia la montaña, cuya cima revelaba una edificación blanca iluminada. “Qué hermosa se ve la ciudad en la oscuridad”, pensó. Quiso tomar una foto, pero el celular ya estaba apagado.

Ya en el parque, junto al Templete de Simón Bolívar, se dio cuenta de que necesitaba preguntar a alguien. Fue entonces cuando vio a un hombre encorvado, de cabello largo y barba espesa —un habitante de calle— caminando hacia él. Al acercarse, le preguntó si estaba perdido. Joffrey respondió con su corto español:

—¿Hostal Cranky Croc, amigo?

—Sí, estamos muy cerca, tan solo tres cuadras —respondió el hombre—. Te puedo mostrar dónde está.

Una pintura, una historia, un gesto humano

—Mi nombre es Claudio —dijo el hombre—. Soy pintor; utilizo los viejos CD como lienzo para reciclar. Vivo de las propinas que los turistas me dan por mis obras.

Caminaron tres cuadras, luego cruzaron la carrera 3 por la calle 12D. Justo como prometido, apareció la señal blanca, roja y verde del cocodrilo sonriente. Claudio señaló:

—Amigo, aquí está el hostal.

Joffrey sacó un billete de 50.000 pesos, pero Claudio respondió:

—Lo acepto, pero te doy una pintura a cambio.

Sacó un viejo CD, pinceles y frascos pequeños, y comenzó su arte. Finalmente, en menos de dos minutos, terminó una serie de formas que representaban un sombrero vueltiao.

—Esto representa a Colombia —dijo Claudio.

Joffrey sonrió. Tomó la pintura, entregó el billete y tocó el timbre del hostal. Claudio se despidió:

—Haz el tour del hostal antes que nada; te lo recomiendo. Un amigo mío es guía. Le gusta mostrar la belleza, pero también la realidad de la ciudad.

¿Y tú, cómo será tu primer tour en Bogotá?

…Y aunque aquel primer tour fue solo el comienzo, muchos viajeros han seguido trazando sus propias rutas por Bogotá, hilando recuerdos entre calles, colores y personas inolvidables.

Si tú también quieres entretejer tu experiencia en Bogotá, échale un vistazo al Mochila Weaving Workshop. Aprenderás junto a artesanas indígenas, tejerás con tus propias manos y te llevarás algo más que un recuerdo: una historia.

Por. Fredy calderon

Primer tour en Bogotá