Esa calle empedrada, la misma que recorrimos en aquel Halloween walking tour Bogotá, de bajada, que te lleva… Las calles están vivas y, aunque casi nunca hay nadie por allí, la sensación es que siempre hay alguien contigo.
Un encuentro inesperado en La Candelaria
Alguien como aquel de la gabardina negra que te saludó en la entrada de esa casona… o solo fue tu imaginación, traicionada por la emoción de aquella tarde especial de tour de Halloween en La Candelaria.
La iglesia de Nuestra Señora del Carmen, la Plaza de Bolívar, la Casa de Nariño, el Chorro de Quevedo… Siempre transitas esa calle cuando bajas de tu casa. Siempre te lleva hacia alguno de estos lugares. Caminas de bajada por esa calle empedrada. Te conduce a la esquina de la casona colonial antigua, la del balcón verde de madera que siempre te llena de intriga.
Sí, la del Camarín del Carmen… y el sujeto misterioso de la gabardina negra que apareció y desapareció aquel día durante un Halloween walking tour Bogotá. Junto a las historias de las catacumbas del santuario neogótico de Nuestra Señora del Carmen, se han quedado en tu mente.
Calles que guardan secretos
Es en las calles de La Candelaria donde nunca estás —ni estarás— solo. De hecho, aunque siempre andas con nervios, disfrutas caminar por ellas. Es gracioso e irónico: siempre que pasas por allí con visitantes les hablas de la iglesia rosada con blanco que te recuerda a un candy cane. Te gusta hacer esa broma para suavizar el ambiente y así luego llenarlos de historias de la iglesia, la Plaza de Bolívar, la Casa de Nariño, el Chorro de Quevedo. De esa manera, el ambiente se aligera para ti y para ellos.
Pero pocos saben el susto que te llevaste pasando a las siete de la noche. Ni siquiera ibas solo: estabas en aquel tour especial de Halloween. Por la puerta verde con rejas, en la calle Novena #4-93, aquel sujeto estaba allí, parado, cuando pasabas con un grupo de turistas. Lo saludaste, miraste a los turistas y entonces los invitaste a observar la puerta de aquella majestuosa obra del siglo XVII. Finalmente, te sorprendiste con que el personaje ya no estaba allí.
No dijiste nada, sin embargo, pudo ser tu imaginación. Además, en La Candelaria siempre pasan cosas.
El recuerdo que nunca se borra
Pero, desde entonces, cada vez que pasas por allí… caminas más rápido.
Por Fredy Calderón
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