Aquella mañana de viernes me levanté y me lavé los dientes como siempre. Mirando por la ventana, la nieve ya cubría la mitad de mi automóvil. Decidí aprovechar el fin de semana de una manera diferente. Tomé mi celular,☕ Reserva tu Tour de Café en Bogotá
organicé un viaje en minutos y compré un vuelo a Colombia en búsqueda del café perfecto.
Buscando en Google qué hacer en Bogotá, encontré una finca de café orgánico que me atrapó al instante. A las 2:00 a.m. salí en mi vuelo desde Atlanta, llegando a Bogotá a las 6:30 a.m. A las 7:15 ya estaba en el Cranky Croc Hostel, punto de encuentro para iniciar la aventura. Allí conocí a mi guía Natalia y al grupo con el que atravesaríamos las montañas en una cómoda van blanca durante una hora y media, hasta llegar al lugar que siempre había soñado.
Tras la reja de muros rojos y techo de estilo colonial se encontraba el verdadero motivo de mi viaje. Los perros cafeteros —Michael Prince Jackson, Mark Antony, Charlie y Liz Taylor— nos dieron la bienvenida junto a un tinto campesino endulzado con panela.
Nuestras anfitrionas —Karen, Jasmin, Julieth, Yola y Marcela— nos mostraron todo el proceso: recolección, despulpado, lavado, fermentado y secado. Caminamos entre cafetales, aprendimos sobre las regiones cafeteras y visitamos el compost.
De regreso a la mesa larga, Marcela molió café recién tostado, lo preparó en prensa francesa y sirvió una taza negra e intensa que sabía a la esencia misma de Colombia. Sentado allí, mirando las montañas, supe que no era solo café: era una experiencia que transformaría mi vida.
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Por. Fredy Calderon
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